La alimentación es una cadena de valor con alcance desde el sector primario al terciario y transversal hacia otros sectores económicos. En su sentido más amplio -incluyendo producción primaria, industria alimentaria, comercio alimentario, restauración y colectividades, turismo gastronómico y transporte alimentario- representa el 10,56% del PIB vasco y da empleo directo en Euskadi a 96.000 personas. El 21% del turismo que visita nuestra tierra lo hace por motivos gastronómicos, y quienes nos visitan contribuyen a la notoriedad internacional de la marca Basque Country como referencia internacional en valores de calidad e innovación. Pero el sector de la alimentación se enfrenta a importantes retos y tenemos que ser capaces de consolidar nuestro ecosistema en alimentación, de referencia internacional hoy en día pero con posibilidades de alcanzar un liderazgo todavía mayor.
Con estas referencias podemos afirmar que la alimentación es un sector estratégico para la economía de Euskadi y, por tanto, debemos estar muy atentos a las tendencias globales que van a condicionar su desarrollo. El aumento de la población mundial y del poder adquisitivo de los consumidores en las economías emergentes implicará una mayor demanda de alimentos y un encarecimiento de las materias primas, lo que dificultará la competitividad basada en eficiencia. En el caso de Europa y Euskadi, el volumen de consumidores se estanca, el número de ingestas dentro del hogar no crece y la marca de la distribución es la principal vía para llegar al mercado del retail. En consecuencia, la penetración es la única palanca para crecer y ofrecer más momentos de consumo al cliente.
Las tendencias apuntan tres elementos para tener en cuenta: el precio seguirá siendo el factor más determinante y continuaremos en la ‘Era de lo Barato’, habrá mas hogares pero con menos personas, se homogeneizarán los habitos de consumo porque todos tenemos menos tiempo para comprar y cocinar, cada vez se prepararán más comidas en casa con el fin de consumirlas en el lugar de trabajo.
Estamos evolucionando desde la comida tradicional de la familia a una comida dirigida satisfacer las necesidades de la dieta de los miembros individuales. Cada hogar tiene personas con diferentes necesidades nutricionales, diferentes problemas de intolerancias alimentarias o de alergias. Estamos ante la punta de iceberg de lo que nos va a llegar: la personalización de la dieta.
Las personas hemos tomado una mayor concienciación de que la dieta resulta clave para sentirse bien y que es necesario cuidarse desde edades cada vez más tempranas. Las personas somos también conscientes de que la dieta debe adecuarse las necesidades de cada miembro de la unidad familiar. La sociedad está demandando, en definitiva, la personalización de la dieta para cuidarse desde jóvenes y dar respuesta al envejecimiento con nuevos alimentos con aportaciones nutricionales adecuadas a cada momento de la vida.
La ciencia tiene ante sí un gran reto y resulta necesario un gran esfuerzo en investigación para comprender las relaciones entre dieta y salud. Comprender la función del cerebro en relación con la dieta, entender los efectos dietéticos sobre la función inmune e intestinal, comprender la relación entre la dieta y la función metabólica (la obesidad y los trastornos metabólicos asociados) y, no menos importante, entender el comportamiento de los consumidores en relación con la salud, la nutrición y las intolerancias y alergias. Se trata sin duda de una de las grandes prioridades que tiene el sistema de innovación, en el que AZTI lleva trabajando desde hace más de diez años, colaborando con la investigación sanitaria y también con empresas de colectividades, que aportan, sólo en Euskadi, unos 150.000 menús/día a colegios, residencias y comedores colectivos de empresas.
La alimentación de colectividades es un mercado creciente, generador de empleo y valor añadido, con una importante capacidad de tracción de la cadena de valor, especialmente del sector primario y que apuesta por los productos locales de calidad. Se trata de una actividad que cuenta, además, con una cadena de custodia de las más seguras del mundo, que garantiza la seguridad e inocuidad de los alimentos. Estamos ante una gran oportunidad que el sector alimentario vasco no puede dejar pasar.
La cadena de valor de la alimentación en Euskadi integra elementos como la gastronomía y restauración, reconocidos mundialmente. Tenemos la oportunidad de trabajar juntos, de estructurar una sector en todos sus eslabones para, desde la colaboración transversal de toda la cadena, dar respuesta a las necesidades futuras que demanda la sociedad. Tenemos que ser capaces de dar respuesta a la dieta personalizada que precisamos las personas y cubrir otras demandas de los consumidores, como limpieza, facilidad de preparación y que además los alimentos estén ricos y sean saludables. Es una oportunidad para crear nuevos productos, ser más eficientes y sostenibles, generar nueva actividad industrial, nuevos modelos de negocio y atraer inversión y turismo internacional.
El sector de la alimentación tiene una gran oportunidad de crecimiento, pero necesita adaptarse rápidamente a los cambios del entorno, con competidores globales, presión cada vez mayor sobre las materias primas, en un entorno de guerra por el precio en la distribución y con un consumidor cada vez más exigente en prestaciones y menos fiel a las marcas. En este escenario, la clave es innovar en todas las áreas. La innovación en producto es sólo una más y no la trascendental para tener éxito comercial y garantizar la sostenibilidad de las empresas y explotaciones.
El estancamiento del número de habitantes hace más necesario que nunca recurrir a la innovación para crecer. La innovación debe enfocarse ahora en buscar nuevos momentos de consumo. La alimentación es un sector formado sobre todo por micropymes, por lo que resulta necesario sumar y colaborar en crear valor y en competir en valor añadido. La competitividad basada sólo en la eficiencia es una estrategia de corto recorrido y limitada. Sólo la combinación de eficiencia y generación de valor puede garantizar la sostenibilidad del sector alimentario, su crecimiento, liderazgo internacional y que el sector continúe siendo estratégico para Euskadi por su contribución a la economía y al empleo.
Buen diagnostico, imprescindible para definir una estrategia